lunes, 15 de junio de 2015

La voz de la experiencia - Kitty




CLASES DE GATUNIDAD Y GATITUD


Seguimos con el curso de Gatunidad y Gatitud, apto para cachorros, gatos adolescentes y adultos, ya que he visto gatos de todas las edades comportarse indecorosamente y sin hacer honor a nuestra alcurnia felina.

- No hay que abusar del ronroneo: Claramente, los humanos AMAN el sonido de nuestro ronroneo. Por eso debe ser un regalo especial, no un run run constante. No somos perros, lamiendo los pies del humano que nos alimenta. Somos gatos con Gatitud, no dilapidamos nuestro cariño hacia el humano en cuestión. Si se acostumbra al ronroneo, dejará de valorarlo. 

- Hay que ser discreto en el uso de las piedritas: En lo posible, se debe buscar privacidad al momento de usar las piedritas. Es mejor que no haya humanos cerca y siempre hay que tapar muy bien lo que se hizo. La discreción es la marca del gato con Gatitud.

- Hay que curar a nuestro humano si está enfermo: No digo nada nuevo al comentar que los gatos vemos el dolor. Cuando algo le duele a nuestro humano, un gato que se precie se pondrá junto a la pobre criatura, de ser posible encima de ella, y aliviará su pesar. Ahí sí es válido ronronear y amasar para calmar el sufrimiento del humano en cuestión. Los gatos hacemos funcionar nuestra Gatunidad y la usamos para sanar a los humanos. El humano inteligente lo sabe y agradece que uno o varios gatos le dejen compartir su hogar. 

- La relación con los perros: Si bien los perros son nuestros enemigos tradicionales, es bueno poder discriminar y no tratar a todos los perros igual. Algunos son verdaderas fieras, asesinos de gatos, y no merecen compasión. A esos hay que presentarles batalla y sacarles ojos y piel con nuestras poderosas garras, invocando a Bastet para que nos de fuerzas para pelear.
Pero otros son perros domésticos, conviven con humanos y son lo suficientemente educados como para convivir también con gatos. Mi humana tiene dos perros que están todo el dìa en la casa y son bastante civilizados, pero los dos que vienen solamente por la noche, a cenar y a dormir, son un par de salvajes. Mi humana tiene que atajarlos mientras nosotros entramos a la casa, porque esas bestias son capaces de lastimarnos, aunque yo no les tengo miedo, mis garras son poderosas y más de un perro les teme.

Con esto termina la segunda clase.
Recuerden que hay becas para gatitos sin recursos, el ser pobre no tiene por qué ir reñido con tener la Gatitud correcta.



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