lunes, 28 de noviembre de 2016

Gatos y píldoras






¡Buenos días, humanos! Aquí Chiquita de la Calle en una noticia de último momento. Balou, el Agtista Incompguendido, tendría algo llamado "cistitis hemorrágica bacteriana". Los vecinos han visto la caja con ruedas salir del famoso Garage y escucharon los gritos desgarradores del pobre felino diciendo "¡Pgotectoga, no me lleves al LPG! (*)" aunque la humana se mostraba imperturbable.
Cuando regresaron, los gritos eran aún más terribles "¡Me pinchagon, Pgotectoga! ¡Nunca te pegdonagué!" y confirmaron nuestras peores sospechas. 
La humana tiene que darle algo llamado "antibiótico" que es algo como un polvo comprimido en forma redondita y chata, algo conocido como"píldora" o "pastilla", pero el Artista Incomprendido se niega terminantemente a ingerir esa porquería y la humana, luego de consultar al Hombre Envuelto en Trapos Verdes, habría recibido el siguiente instructivo:

COMO DARLE UNA PILDORA AL GATO

1 - Tome al gato y acúnelo con su brazo izquierdo como si estuviera sosteniendo a un bebé. Posicione el índice y el pulgar de su mano izquierda para aplicar una suave presión a las mejillas del gato mientras sostiene la píldora con la derecha. Cuando el gato abra la boca, arroje la píldora dentro. Permítale cerrar la boca a los efectos de que el gato trague la píldora.

2 - Levante la píldora del suelo y al gato de detrás del sofá. Acune al gato en su brazo izquierdo y repita el proceso. 

3 - Traiga al gato del dormitorio y tire la píldora baboseada a la basura. 

4 - Tome una nueva píldora de la caja, acune al gato en su brazo izquierdo manteniendo las patas traseras firmemente sujetas con su mano izquierda. Fuerce la apertura de mandíbulas y empuje la píldora dentro de la boca con su dedo medio. Mantenga la boca del gato cerrada mientras cuenta hasta 10.

5 - Saque la píldora de la pecera y al gato de arriba del armario. Llame a su esposa/o, que está en el jardín. 

6 - Arrodíllese en el suelo con el gato firmemente sostenido entre sus rodillas. Mantenga las patas traseras y delanteras quietas. Ignore los gruñidos que el gato emite. Pídale a su esposa/o que sostenga la cabeza del gato con una mano mientras le abre la boca con una regla de madera. Arroje la píldora dentro y frote vigorosamente la garganta del gato.

7 - Traiga al gato del portarrollos de la cortina. Traiga otra píldora de la caja. Recuerde comprar una nueva regla y reparar las cortinas. Barra cuidadosamente los trozos de figuras de porcelana y póngalos aparte para pegarlos luego.

8 - Envuelva al gato en una toalla grande y pídale a su esposa/o que lo mantenga estirado, con solo la cabeza visible. Ponga la píldora en una pajita de gaseosa. Abra la boca del gato con un lápiz. Ponga un extremo de la pajita en la boca del gato y el otro en la suya. Sople.

9 - Verifique la caja para asegurarse de que la píldora no es dañina para seres humanos. Beba un vaso de agua para recuperar el sentido del gusto. Aplique apósitos a los brazos de su esposa/o y limpie la sangre de la alfombra con agua fría y jabón.

10 - Traiga al gato del tejado del vecino. Tome otra píldora. Ponga el gato en el armario y cierre la puerta sobre su cuello, dejando solo la cabeza fuera del mismo. Fuerce la apertura de la boca con una cuchara de postre. Arroje la píldora dentro con una bandita elástica.

11 - Vaya al garage a buscar un destornillador para volver a colocar la puerta del armario en sus bisagras. Aplíquese compresas frías en las mejillas y verifique cuando fue su última dosis de vacuna contra el tétanos. Arroje la remera que tenía puesta en el lavarropas y tome una limpia del dormitorio.
  
12 - Llame a los bomberos para bajar al gato del árbol de la calle de enfrente. Discúlpese con su vecino que se estrelló contra su reja tratando de escapar del gato furioso. Tome la ultima píldora de la caja.

13 - Ate las patas delanteras del gato y las traseras con una cuerda. Atelo firmemente a la pata de la mesa de la cocina. Busque guantes de trabajo pesado. Mantenga la boca del gato abierta con una pequeña palanca. Ponga la píldora en la boca seguida de un gran trozo de carne. Mantenga la cabeza vertical y vierta medio litro de agua a través de la garganta del gato para que trague la píldora.

14 - Haga que su esposa/o lo lleve a la sala de emergencias. Siéntese tranquilamente mientras el doctor le venda dedos y frente, y le saca la píldora del ojo. En el camino de vuelta, deténgase en la mueblería para comprar una nueva mesa.
  
15 - Arregle con una oficina inmobiliaria para comprar una nueva casa para el gato y llame al veterinario para averiguar si tiene algún hamster para vender.

Luego de intentar todas estas cosas, la humana habría, por fin, encontrado un método: reduce la infame "píldora" a polvo, la mezcla con una cucharadita de queso blanco y se la da cuando la pobre víctima está hambrienta, antes de la comida. Si el Artista, sintiendo un gusto extraño, no comiera todo el queso, la humana lo toma en sus brazos y, con el dedo, le mete el resto en la boca, ensuciándolo todo. Lo que el gato no traga, termina siendo limpiado a lengüetazos. 
La humana se justifica diciendo que es por su bien y que es la única manera de que trague la maldita pastilla.
¡Seguiremos informando!

(*) LPG: Lugar donde Pinchan Gatos

ENTRADA SIGUIENTE: Entrevista exclusiva con EAI


PRIMERA ENTRADA: Parte de Guerra - Día 1



lunes, 14 de noviembre de 2016

Gatihéroes - Visitas del extranjero - Conclusión












VISITAS DEL EXTRANJERO - CONCLUSIÓN

Los Gatihéroes fueron corriendo a la Gaticaja y buscaron en la Gaticomputadora toda la información que tenían sobre la posible localización de la guarida de Perrúbela y los cachorritos a los que estaba llevando por el camino del mal.
Atentamente miraban los datos que la pantalla les iba dando, las imágenes pasaban veloces ante los ojos de los gatos hasta que el mapa finalmente marcó la Casa Abandonada de la Esquina con una flecha roja.
-Bien, debemos pguepagagnos paga una duga batalla, Gegguega Sexy
-Sí, Chat Noir. ¿Tienes todas tus armas? Yo estuve entrenando y afilando mis uñas, el muñequito de peluche quedó lleno de agujeros.
-¡Bien! Debo ggecogdag el acento... ¡Carrrrrrrrrrrrrrrgarrrrrrrrrrrrré el Gaticinturrrrrrrrrón con todos los trrrrrrrrrrrucos!
Momentos después, el Dúo Felino estaba corriendo hacia la esquina. 




En la guarida de Perrúbela...

-¡Ay, Andy, qué horror! ¡Esta habitación está sucia, tengo las orejas llenas de telarañas, es un espanto!
-Lo sé, Mora querida, pero debemos conservar la calma. Seguro que nuestra Ama ya está juntando el rescate, no va a dejar que nos hagan nada
-¡Estoy tan asustada, Andy!
-Tranquila, Mora, estoy seguro de que la ayuda viene en camino, tranquila. 

Perrúbela iba de un lado a otro, nerviosa. Los cachorritos montaban guardia junto a la puerta de la Casa Abandonada, y había dos o tres màs en la calle, por si veían acercarse a algún gato.
Pero los Gatihéroes entraron por el techo y, silenciosamente, pasaron de habitación en habitación hasta llegar donde estaban los prisioneros.
-¡Shhhhhhhhhhh! Venimos a rescatarlos, simulen, simulen - maullaron en un susurro antes de seguir hacia la sala central.
Mora se llevó la pata a la frente en un gesto dramático
-¡Estoy taaaaaaaan preocupada, Andy! ¡Taaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaan preocupaaaaaaadaaaaaaaaaaaa!

Los gatos se subieron a unos muebles llenos de tierra y desde allí saltaron sobre Perrúbela, que se los sacudió del lomo como si fueran agua mientras gritaba 
-¡Cachorros, a mí!
En un instante más de cuatro cachorritos estaban saltando y jugando con los gatos, que no querían lastimarlos.
-¡UIIIIIIIIIIIIIIIIII! ¡Hola gatito gatito! ¡Qué linda cola tan larga! ¡Quiero morderla!

-¡Cucha, cucha, mocosos! ¡Qué hacemos, Chat Noir!
-¡JAJAJAJAJAJA! ¡Destrúyanlos, cachorritos míos!

Le Chat Noir logró escabullirse y vio que en un rincón había varias pelotas abandonadas, seguramente con ese cebo habìa reclutado la malvada Perrúbela a esos inocentes. 
-¡Aquí, aquí, tomen, tomen! - gritó mientras se las arrojaba a los perritos - Buenos perrrrrrrrrrrros, vayan a buscarlas ¡Vayan!
Siguiendo su instinto, los pequeñitos salieron disparados detrás de los juguetes.
-¡NOOOOOOOO! ¡VUELVAN, PERROS TONTOS, VUELVAN!
-Demasiado tarde, Perrúbela, ríndete y tendrás un juicio justo.
-¡JAMÀS! ¡La Pelota Verde es mía y quiero también mis bolsas con huesos! 
-Tú te lo buscaste...
La Guerrera Sexy saltó sobre el hocico de Perrúbela, arañando la nariz sensible, pero la villana se la quitó de un golpe de encima y la aplastó con su pata enorme. Le Chat Noir le tiró con sus bolsitas de pulgas, pero sólo la hizo reir
-¿Pulgas? ¡Me atacas con pulgas, gato tonto! ¡Vivo en la calle, las pulgas no me hacen nada!
-¡Entonces tendrrrrrrrrrrrrré que usar arrrrrmas mucho más fuerrrrrrrrrtes!- gritó el Gato Enmascarado mientras la rociaba con un chorro de su terrible pipí
-¡AAAH! ¡Mis ojos! 
-¡Toma! ¡Y toma! -La Guerrera Sexy parecía afilarse las uñas en la panza de la perra
-¡Ay! ¡!Ay! ¡Me rindo! ¡Me rindo! La Pelota Verde está debajo de aquel cajón.

Al día siguiente, en la Caja de Mirar estaban las dos estrellas y su famosa Pelota, siendo entrevistados por la célebre Pinina, conductora del programa "Tarde con Pinina". Hablaron de su próximo desfile de moda y de la terrible experiencia por la que habían pasado, pero terminaron con una frase a dúo que llenó de orgullo el pecho de dos gatos que estaban mirando el programa en la Casa de la Humana:





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